Dicen que las alegrías, cuando se comparten, se agrandan.
Y que en cambio, con las penas pasa al revés. Se achican.
Tal vez lo que sucede, es que al compartir, lo que se dilata es el corazón.
Y un corazón dilatado esta mejor capacitado para gozar de las alegrías
y mejor defendido para que las penas no nos lastimen por dentro.
yo creo que si por que compartir es vivir jaja :)
Tienes razón, me gustó la entrada :)
Y los corazones dolidos?
siempre nos pasaremos buscando a quien lo "dilate", no?
Lindas líneas...
saludos.
Por que compartidas, son dobles :)